INTRODUCCIÓN: MÉXICO NO ES UN PAÍS SINDICALIZADO (EN SU MAYORÍA)
El establecimiento de sindicatos ha resultado en numerosos beneficios para los trabajadores a nivel mundial, incluidos salarios más altos, horas de trabajo razonables, condiciones más seguras, beneficios de salud y apoyo en caso de lesiones o jubilación. Los sindicatos desempeñan un papel crucial en la promoción de entornos laborales decentes.
Sin embargo, en ciertos países, la presencia limitada de sindicatos debilita significativamente el poder de negociación de los trabajadores, dejándolos vulnerables a la influencia de las grandes corporaciones.
Esta ausencia de sindicatos tiene un efecto particularmente perjudicial en la economía informal, en la que el trabajo sigue estando en gran medida sin regular.
México es uno de esos países que se enfrenta a este desafío. Según el Observatorio de Trabajo Digno (OTD), 8 de cada 10 trabajadores en México no pertenecen a un sindicato, lo que da como resultado que más de 29 millones de personas estén desconectadas de la vida sindical. En el caso de la fuerza laboral joven, esta proporción se eleva al 93 por ciento.
La falta de una fuerte presencia sindical en México lo coloca por detrás de varias otras naciones que regulan la economía informal. Este informe tiene como objetivo examinar la historia de la sindicalización en México y evaluar el impacto de la presencia o ausencia de sindicatos.
Puede ser un punto de partida para facilitar las conexiones de los trabajadores, lograr que encuentren una voz colectiva y luchen juntos por condiciones más dignas.
SINDICATOS EN MÉXICO: ¿QUÉ ES LO QUE NO FUNCIONA?
La tasa de sindicalización en México ha experimentado un descenso, pasando del 14,5 por ciento en 2010 al 12,4 por ciento en 2020, lo que indica que la mayoría de los trabajadores mexicanos no están afiliados a sindicatos. El impacto de esta tendencia es particularmente pronunciado entre los trabajadores de plataformas.
El sistema político particular del país ha influido en la historia de los sindicatos en México. A pesar de la transición política y la democratización a fines de la década de 1980, persistieron vestigios del régimen autoritario anterior, especialmente a nivel regional. Las organizaciones laborales nacionales en México representaban principalmente a los trabajadores que se alineaban con los ideales predominantes y el gobierno antes de la década de 1980.
Por otro lado, los sindicatos independientes y los movimientos sociales enfrentaron limitaciones y marginación. Aunque los cambios políticos introdujeron miembros pro-laborales en el Congreso, tomó tiempo para que la dinámica de los sindicatos experimentara una transformación significativa.
Los últimos en sumarse a la transformación fueron los sindicatos y grupos de trabajadores que atienden a trabajadores de plataformas, como Ni Un Repartidor Menos y Ni Una Repartidora Menos para repartidores, Unión De Transportistas Digitales De Michoacán para conductores y socios repartidores, y otros grupos como Repartidores Ciudad de México y Unión de Repas.
En mayo de 2019, el Senado mexicano aprobó un proceso de reforma laboral, lo que indica un giro hacia un sindicalismo democrático e independiente.
Tras esta reforma, se registró el primer sindicato a nivel federal de trabajadores de plataformas: en abril de 2021, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social otorgó el registro sindical a la Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNTA). Este sindicato representa a los trabajadores de aplicaciones y repartidores y tiene como objetivo defender la mejora de la seguridad en el lugar de trabajo y los derechos de los trabajadores de plataformas.
Tras la implementación de la Reforma Laboral de 2019 en México, se ha producido un ligero aumento de la tasa de sindicalización. Sin embargo, el número total de trabajadores sindicalizados sigue siendo relativamente bajo. A pesar de la disminución gradual de los sindicatos a lo largo del tiempo, los trabajadores afiliados en México experimentaron un menor grado de precariedad laboral que los trabajadores no sindicalizados. La precariedad explica los contratos temporales, los salarios insuficientes y la falta de protección laboral. Las mujeres suelen enfrentar menos condiciones precarias entre los miembros del sindicato, mientras que las personas no sindicalizadas, en particular los hombres en situaciones similares, experimentan niveles más altos de inseguridad laboral.
La posición de México está muy por detrás de la de otros países en lo que respecta a los sindicatos de trabajadores de plataformas, y múltiples factores contribuyen a las bajas tasas de sindicalización del país. Un aspecto crucial es la experiencia negativa asociada con el sindicalismo en México. Las organizaciones corruptas que priorizan sus propios intereses por sobre la defensa de los trabajadores han erosionado la confianza en el movimiento sindical. Esta corrupción sindical prevaleciente ha obstaculizado la eficacia de los sindicatos en la defensa de los derechos y el bienestar de los trabajadores de todos los sectores. La percepción predominante de los sindicatos también puede contribuir a las bajas tasas de sindicalización dentro de la economía de plataformas.
Sin embargo, hay señales alentadoras para el futuro. Tanto los sindicatos existentes como el gobierno han hecho esfuerzos significativos y han tomado medidas para promover y alentar la afiliación sindical.
EL CAMINO A SEGUIR
La reforma laboral de 2019 en México reconoció la necesidad de abordar también los desafíos que plantea la economía de las plataformas digitales de trabajo. En respuesta, numerosos proyectos de ley destinados a regular el trabajo digital fueron presentados al Senado mexicano por representantes, senadores, cámaras locales y la autoridad laboral federal. Estas iniciativas reflejan diversas perspectivas y enfrentan las complejidades de establecer regulaciones laborales para las plataformas digitales. Si bien los diálogos tripartitas han brindado espacios de discusión entre plataformas, trabajadores y funcionarios gubernamentales, las plataformas se han mostrado reacias a reconocer la existencia de una relación laboral formal.
En agosto de 2022, 21 sindicatos y organizaciones que representan a los trabajadores de las plataformas digitales de trabajo firmaron el “Manifiesto del piso mínimo para los trabajadores de las plataformas digitales”, una declaración en la que se describen sus demandas conjuntas. Estas demandas abarcaban una variedad de cuestiones, incluida la definición del trabajo en plataformas digitales, el establecimiento de salarios mínimos, la descripción de las obligaciones de los empleadores, el abordaje del acoso sexual y la discriminación de género, la garantía de la seguridad laboral, la protección de los datos personales y la implementación de un registro vehicular conjunto y un seguro de responsabilidad civil. Este esfuerzo comprendía diez propuestas. El proyecto de reforma laboral fue presentado a la Secretaría de Trabajo a finales de agosto de 2022. Este esfuerzo colaborativo refleja un compromiso colectivo de defensa de los derechos y el bienestar de los trabajadores de plataformas digitales en México.
En enero de 2023, Luisa María Alcalde Luján, titular de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, anunció que se habían iniciado conversaciones con empresas, trabajadores de distintos colectivos y sindicatos para proponer una reforma al Congreso. El objetivo era abordar la regulación del trabajo en plataformas digitales de trabajo, que está incluida en la agenda de política laboral del año. La Secretaría se propuso considerar diversos aspectos de este modelo laboral durante el proceso de reforma. Es fundamental destacar que la Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNAP), el primer sindicato de trabajadores de plataformas de México, jugó un papel crucial en la elaboración del Manifiesto del Piso Mínimo y ha impulsado firmemente su implementación.
CONCLUSIONES
A pesar de la falta general de participación de los trabajadores de plataformas en la vida sindical, existe un impulso genuino para que crezca el sindicalismo en la economía de plataformas mexicana.
El Manifiesto del Piso Mínimo, el surgimiento de la UNTA y el compromiso del gobierno de trabajar en una reforma sirven como evidencia convincente del potencial transformador de los sindicatos en la economía de plataformas nacional.
Sin embargo, es innegable que este proceso está tomando tiempo y que aún queda mucho por hacer. El reciente informe Fairwork califica a todas las plataformas con un 0 sobre 10, lo que significa que no se garantiza una representación justa.
Es innegable que los grupos organizados a nivel nacional y los sindicatos están ganando legitimidad en la defensa de los derechos e intereses de los trabajadores de plataformas; lamentablemente, 500.000 personas que trabajan en la economía de plataformas mexicana necesitan soluciones urgentes a su precariedad.
Los mexicanos fueron protagonistas de importantes luchas laborales durante el siglo XX. Si los trabajadores de las plataformas están ahora a la defensiva y deciden no luchar más por sus derechos, la culpa es de las circunstancias hostiles y de la falta de apoyo institucional.
El primer paso es recuperar la confianza en los sindicatos y las asociaciones. Estos grupos necesitan ofrecer una mejor comunicación y transparencia ahora más que nunca. Deben acercarse a los trabajadores con propuestas viables, demostrando su responsabilidad.
El marco regulatorio no debe quedarse en una promesa, sino que debe convertirse en un proyecto coherente. Las conversaciones que el gobierno mantuvo con las plataformas y la reforma laboral deben convertirse en revisiones específicas para proteger a los trabajadores de las plataformas.
Gracias a estos logros, los trabajadores de las plataformas pueden volver al terreno para luchar por sus derechos y obtener los resultados que merecen.
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